Velero – Carta

Si tuvieras la oportunidad de recorrer el mundo en un velero, ¿con quién sería?

Navegar indefinidas millas náuticas es una forma de renunciar a la realidad en la que despertamos cada día, sin coches, solo un velero y algunos barcos camaroneros a la vista. Sin semáforos, con la luna y el sol marcando las señales. Sin perros, a menos que Pancho sea un miembro de la tripulación, visualícese portando un sombrerito marinero. Sin el estrés de una ciudad que me perfora el pecho con las preocupaciones propias de una sobreviviente del asfalto.

Pienso en ello recurrentemente, y considero adecuado preguntarme con quién desaparecería del mapa satelital. La única respuesta que tengo es contigo.

La Real Academia Española define desaparecer como pasar a estar en un lugar que se desconoce…

¡Pero yo te conozco!

Para mí, desaparecer es dejar de ser visto en los espacios que habitamos sin estar presentes, en aquellos que buscamos, con despropósito, encajar en un sistema social que diluye el espíritu que somos y apaga la luz que tenemos, porque nos enseñaron a no brillar en la oscuridad del mundo.

Es necesario desaparecer de los espacios que nulifican nuestra esencia, para aparecer en los lugares que importan, en los recovecos intangibles de los veintiún gramos que llamamos alma, en los instantes de felicidad: bajo las cobijas con tus brazos enraizados a los míos, calentándonos del frío contemplando una fogata y su danza-fuego. En una casa de campaña montañesca, o en el fondo de nuestros sueños marinos.

Desaparecer es estar en todo aquello que ni el tiempo puede tocar.

Esto es a lo que me refiero cuando digo que me gustaría desaparecer contigo para navegar en un velero, sentir que desaparezco para aparecer contigo en donde no necesito brújula, con tierra firme en el horizonte, en donde no existe la urgencia de ser rescatada, porque me siento a salvo, con tu corazón junto al mío.

Si tuvieras la oportunidad de recorrer el mundo en un velero, ¿con quién sería?

*Painting: El Martha McKeen de Wellfleet by Edward Hopper, 1882, New York.

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