Oficina cinco por cinco
diez horas al día,
muéstrame algo que respetar.
Respiro, trabajo, como, trabajo
y mis palabras
se han vuelto una oda a Excel,
a las fórmulas que repiten mi destino.
Mis conversaciones, fórmulas también,
van del archivo al área de transparencia
que exige cada número y letra
que mis dedos escriben
para no ser sujeta a una auditoría
todo menos corrupta
en la institución que me pide ser ventana,
una ventana hacia cifras y reportes
¿También debo de enviar este poema?
escrito mientras hago esperar a un cliente
sin saber que también es parte del rito,
del cálculo eterno de lo sin alma.
Muéstrame algo que respetar
en este tic tac que se desborda de exactitud
no lo encuentro.
*Painting: Office at Night, Edward Hopper, 1940

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