Edad de una cortina verde y sucia,
mi edad es la de una casa en ruinas.
Tengo casi todas las edades,
excepto la del mar y el sol;
sí, los mismos de Pearl Harbor,
del tsunami en Chile,
de Acapulco en tiempos de oro,
el mismo mar del barco ebrio
que releo cuando me pierdo,
y el sol de San Blas
cuando preguntan dónde nací.
No soy tan antigua
ni tan profunda,
aunque quisiera serlo.

Deja un comentario