La gente no es justa
apunta con el dedo partiendo la confianza en pedacitos,
nos señala con la lengua como impuras
cuando esa gente arrebató la privacidad e intimidad de nuestras manos.
Manos de mujer valiente
mujer que enfrenta las miradas en la calle
en el salón de clases, el trabajo, en casa,
y se levanta cada día a pesar de cada huella o pisada
porque esa gente convirtió la dignidad en un tapete por el que todos pasan.
Los derechos duelen, cuando el mundo te da la espalda
sólo porque ya conoce el color de tus bragas,
la desnudez que era antes sólo imagen del espejo
y han robado de una niña aún en su crisálida.
Pasará el otoño
pasará el invierno
la gente que no es justa envejecerá
el silencio cada vez más corto será
la mariposa orgullosa volará
del color en sus nuevas alas.
Deja una respuesta