«Si puedes esperar y no cansarte de la espera» – Rudyard Kipling
Quise darle cuerpo al silencio:
una espalda,
un par de brazos
y enraizarme.
No era amor.
Otra cosa.
Tal vez un árbol sin hojas,
una rama que no espera frutos
y sobrevive al invierno.
Tu silencio se parece
a los ojos de un ave sin canto,
espacio exacto
donde nunca nació el mundo.
No pedía abrigo,
sólo un rincón donde nombrarte
en una lengua que ya no se habla.
Así los días:
nido tejido de minutos,
orquídeas de plástico sobre la mesa vacía,
una rendija de luz cruzando el suelo,
el aire detenido,
con la forma exacta
de lo que nunca dijiste.
Cargar tu ausencia,
diminuto cuerpo azul,
es también
una forma de sostenerme.
*Painting: Cape cod morning, Edward Hopper, 1950

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