Muerte al tiempo
amo de los mil minutos,
que acabó con los días de ser/no ser,
embarneció al cuerpo para soportar las flechas
que la vida lanza con el arco de lo injusto.
¡Muerte al tiempo!
Que como un criminal juró inocencia y prometió a cambio
secarnos de la lluvia del pasado,
curar lo que no hemos olvidado.
Han pasado años, siglos para mí, aquí sigo con las mismas prendas
sin poder cambiarlas y atrapados por una mano mis pies.
Embustero, ¡te olvidaste de mí!
Me abandonaste como el mediocre que deja sus sueños,
ahora estoy en gracia de un camino que desconozco
buscando tan sólo una pisada de algún otro en desdicha
para no tropezarme en el trayecto con tu indiferencia.
tus mañas, tus sucios obstáculos
que me hacen odiarte más de lo que odio caminar.
¡Muerte al tiempo!
No sólo yo lo grito, tengo un ejército de enfermos
que lamentan a este mundo haber venido
y te reclaman a tí, desprecian tu trabajo
por haberlos obligado a ser lo que nunca desearon.
Por más que quiero, no puedo confrontarte
estás en todas partes menos a mi lado
en donde deberías estar ahora, porque soy tu hijo malcriado.
Sólo tú y yo sabemos que en morir está nacer
Por eso, cuando exijo tu muerte, tiempo
también protesto vida, ¡Vida al tiempo!.
Deja una respuesta