Ahora que no estás, el clima ha pintado de luto a ciudades enteras,
y nos ha dejado en un letargo sin sensación;
veo el pronóstico y el gesto de incomprensión del reportero
porque no sabe que decir.
Ni yo lo sé.
¿Será que las estaciones se han marchado? De seguro fueron tras de tí.
Veo a los más rebeldes incendiar sus abrigos y tirar por la ventana sus ridículos calentones.
No encuentran sentido en usarlos desde que el frío dejó de existir.
«Es diciembre, debería de hacer frío» mi mente repetía en cada paso que daba
para huir de tí cada vez más lejos.
No quiero que regreses. Hay suficientes preguntas sin respuesta
que prefieren agonizar en silencio que ser desvestidas por tí.
No quiero que regreses. Sólo quiero que te lleves ese luto
que ahuyentó el frío de la ciudad, que confundió a las estaciones
y llenó a los reporteros del clima de incomprensión.
No quiero que regreses.
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