Que el miedo te ponga tras las rejas,
te mire con desprecio
y sin decir una sola palabra
reveles la verdad.
Los años han pasado.
Se ha escapado tu prisionero, aquél al que llamas vida
que de vez en cuando alimentabas con fracasos.
Te has dejado seducir por lo efímero del tiempo
a tal punto de dejarte atrapar entre sus sábanas
y obsequiarte un reloj de pila
para que midieras tu juventud, rostro intacto
y no malgastaras las horas que te restan; amando.
Que efímero te has vuelto, amor.
Deja una respuesta