Yo te sueño, cada vez que el día nublado apaga el sol,
o veo al carpintero oliva, buscar su nido entre los robles.
Te sueño, al dormir despierta y estirar el tiempo…
Haciendo que un minuto sea una hora, al soñarte.
Cuando al final de la jornada, el obrero va a casa;
lo recibe su familia, con besos al llegar, ahí, yo te sueño.
No espero que comprendas, ni que veles cada noche.
Mucho menos que cuestiones a la estrella, su centellear,
pues no hay explicaciones, para el sueño tan profundo,
que es soñarte y al día siguiente, no querer ya despertar.
*Painting, «Young Woman on the Verandah«, Edvard Munch, 1924
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